“Hola. Que tal va la vida?
Muy bien gracias”
Cuantas millones de veces he respondido con estas palabras…
Cuando en realidad he querido decir:
“La verdad, he tenido un día de aquellos para olvidar.”
Y eso por decirlo de manera elegante.
De donde aprendimos que siempre debemos responder con un “Bien. gracias.”?
Es que acaso siempre estamos bien?
Por supuesto que no.
Esas sonrisas falsas que le regalamos a los demás. Tras las que se esconde un dolor de aquellos que calan los huesos.
Por que claro. No podemos demostrar a nadie lo mal que nos sentimos.
“siempre hay que aparentar”, me dijo alguien alguna ves.
Que nadie note lo triste que estás.
Y así vivimos…
Somos unos genios de las apariencias.
Que va a pensar el resto de mí si me ve débil?
Y el que dirán…
Si fuéramos más conscientes de lo poco útil y lo desgastador que resulta preocuparse del “que dirán”
Seguro que nuestra vida sería algo más simple.
En este reino de la apariencia, somos bichos raros quienes expresamos sin temor lo que nos ocurre.
Me pregunto:
Como va a saber el otro que me sucede si todo el tiempo voy aparentando?
Este en mi opinión, es el gran conflicto de la sociedad.
No expresamos lo que sentimos.
Quizá por temor.
Quizá por costumbre.
Quizá por aparentar.
Quizá simplemente, para protegernos de un enemigo fantasma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario