Cuantas veces hemos tenido que renunciar Por miedo, temor al que dirán, fantasmas del pasado?
Resulta complicado comprender que somos almas que viajamos por mucho tiempo buscando simplemente una cosa. Ser Felices.
Lamentablemente vivimos tan inmersos en este mundo material que cuando creemos estar cerca de esa anhelada felicidad, nos despertamos de golpe. Descubrimos que esa supuesta felicidad solo era una distracción.
Que no era real. Que la persona, trabajo, casa, o lo que sea que nos brindaba esa seudo felicidad, ya no está.
Y nos sentimos perdidos. Sin rumbo. Desmotivados. Incluso pareciera que la vida ya no tiene sentido.
Y la pregunta de siempre: Y ahora que?
Y con las mismas preguntas que venimos repitiendo toda nuestra existencia, viene su compañera inseparable. La culpa.
Que abre hecho mal?
Por qué a mi?…..
Y una lista eterna de culpas, preguntas sin respuestas, que no hacen más que hundirnos en ese foso profundo del cual creemos jamás salir.
Y es que pareciera nos va el masoquismo. Como cuando sufrimos la primera decepción del amor, Y no hacemos otra cosa que escuchar canciones tristes.
De la misma manera Cuando la falsa felicidad se nos va de las manos, reemplazamos las canciones tristes por la culpa.
El problema es que venimos por tantos años actuando de la misma manera, que ya se a convertido en un patrón de conducta.
“No me merezco ser feliz. Nunca lo seré. Todos/as son iguales”
Con estos “Bellos” Pensamientos grabados a fuego en lo más profundo de nuestro ser, seguramente que no.
Y entonces me pregunto:
Como sabremos cuando estamos cerca de la verdadera felicidad?
O es que esa no existe?
Pues al igual que ustedes. Sigo viajando incansablemente.
Solo a cambiado una cosa.
Estoy seguro que me lo merezco.
Y que cuando llegue, tendré los ojos bien abiertos para que no pase de largo.
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